Si un androide es un robot que tiene forma humana, y si el animaloide o el insectoide son robots inspirados en los animales o los insectos, entonces el plantoide es aquel robot que se inspira en el reino vegetal. Pero este plantoide es, además, misántropo. Esto es, huye del trato con las personas y se mueve pues en dirección contraria a su presencia, cuando nos detecta con sus sensores robotizados. Aquí la mediación tecnoartística ayuda a la planta a hacer aquello que le “gustaría hacer”: el sueño de toda planta, evitarnos.

Para evidenciar los bailes de interacción interespecie, provocados por el público, se registran diariamente (y tmbién se transfieren a la pared) los trazos efectuados por el Plantoide misántropo a lo largo de la sala, siempre lejos de su puesto base, allí donde el vegetal puede hacer cómodamente la fotosíntesis.

La producción se realizó sobre la base de la codificación y configuración personalizada del modelo de robot Kobuki Turtlebot II, como agente físico portador de la especie vegetal Howea forsteriana (conocida comúnmente como palma kentia). Mientas que los comportamientos del robot (considerado como un un autómata finito que busca ciertas condiciones para moverse entre “estados”, ejecutando órdenes determinadas) se realizó en lenguaje Arduino, con un código creado expresa y exclusivamente para este proyecto por Joaquín Díaz-Durán, pero que incluye partes de código fuente referenciadas de otros autores (una práctica habitual dentro del movimiento de software libre).

● Para más información y para acceder al código de graficación de las interacciones planta-humano, véase: https://github.com/JoakuDeSotavento/Robot-Plantoide.